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PERSONA

agosto 27, 2020

PERSONA
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El cine de Ingmar Bergman es un cine filosófico y dentro de los parámetros de la psiquiatría clínica. Es teatro llevado al cine. Es la precisión de conceptos sin las filigranas de otros autores que quieren decir lo esencial y no terminan diciendo nada. Bergman es émulo y espejo de Jorge Luis Borges. Las imágenes de Bergman son preciosas, exactas y sugerentes; es un artista de la paradoja y de una existencia aciaga. Sólo que Bergman proviene de Suecia y en Suecia no tienen los problemas de la vida material sino los del alma, algo que está vedado a los náufragos del inframundo en África, América Latina e importantes regiones de Asia, e incluso en la Europa del Este. El cine de Bergman es un cine para gente que vive en los países desarrollados, para gente rica o que por lo menos tiene sus problemas materiales de vida resuelto. Cada director y su obra tienen que ser delineados de acuerdo a sus circunstancias porque toda obra, por muy nimia que sea, es autobiográfica.

En “Persona” acudimos a otro tratado sobre el laberinto humano como torbellino de pasiones y no como el triunfo de la razón. Bergman está claro que la psique humana es una psique dañada e imperfecta y que la creación humana nació defectuosa. El Infierno son las relaciones humanas y dentro de ese Infierno se puede atisbar el Paraíso también, sólo que este anhelo está vedado para la mayoría. O en todo caso, sólo hay, destellos de belleza.
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Alma y Elisabeth, dos excepcionales Bibí Anderson y Liv Ulmann, mantienen un duelo actoral dentro de sus respectivas caracterizaciones. La primera es una dulce y espabilada enfermera que cree en los propósitos de una vida con sentido pero sus pecados le hacen dudar permanentemente. Elisabeth es la actriz encumbrada auto suficiente de cara para afuera pero que está “podrida por dentro”. De las primeras confidencias amables pasan a la enemistad más agria. Y esto sucede cuando ambas se confiesan o develan sus vergüenzas más íntimas y paralizantes. Y lo interesante de esto es que una sola es la que habla y la otra solo escucha porque ha hecho un voto de silencio que en realidad es una muralla. Algunos han interpretado esto como que las dos mujeres son en realidad una sola y que incompletas y vacías procuran fusionarse en un todo. “Persona” es la máscara también. La incapacidad de la claridad y transparencia; el predominio de lo sombrío. Las deformaciones de las almas en pena en que transcurre una existencia bajo la tiranía de una dialéctica de la ilusión/desilusión.
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El “manifiesto” que sigue forma parte del diálogo central en la película, y para nosotros, lo explica casi todo: “La ansiedad que llevamos a cuestas; los sueños sin realizar; la inexplicable crueldad; el miedo a la muerte. La dolorosa idea de nuestra conclusión terrenal ha agotado nuestra esperanza en una salvación divina. Los gritos de nuestra fe y dudas contra la oscuridad y el silencio resultan ser una prueba más que contundente de nuestra soledad y nuestro temor”. Para Bergman la soledad ontológica nos oprime y la compañía de los otros es un antídoto envenenado. Sólo aunque acompañados “oliendo a sueños y lágrimas”.

Pascal ya en un lejano siglo XVII había establecido esto: “Descripción del hombre: dependencia, deseo de independencia, necesidad”. Y que la “naturaleza está corrompida por la misma naturaleza”. Y agrega esto que pareciera haber sido anotado por el mismo Bergman para dibujar el problema humano ofrecido en “Persona”: “No nos contentamos con la vida que tenemos en nosotros y en nuestro propio ser: nos empeñamos en vivir en la mente de los demás con una vida imaginaria, y por eso nos esforzamos en aparentar. Trabajamos incesantemente en embellecer y conservar nuestro ser imaginario, y descuidamos al verdadero”.
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Hay tantas cosas de calado en “Persona” que la convierten en un referente psiquiátrico para cada espectador. Uno de ellos tiene que ver con los conceptos que nos imponen dentro de la “programación social” de lo que debe ser nuestra vida para terminar colisionando con nuestras acciones: el triunfo de lo inauténtico. Este quiebre de la esperanza se ahonda aún más cuando abandonamos la juventud feliz y tomamos conciencia del aniquilamiento.

La incertidumbre genera la falta de seguridad y la vida es precisamente una pulsión sostenida en el riesgo de los cambios. Ante esto la mayoría preferimos la quietud sumisa del orden domesticado desde la aceptación del artificio de la simulación. Si nos llegásemos a mostrar cómo somos en realidad nadie tendría amigos. Razón por la cual el silencio de Elisabeth es un muro infranqueable para preservar los secretos, falta y delitos de la vergüenza propia.
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Hay un dato reflexivo en torno a la responsabilidad como límite de la libertad. La libertad responsable termina siendo una carga tan pesada que hace claudicar nuestras fuerzas y nos lanza al reino de la pereza y al de los deberes claudicados. Gente con algún tipo de conciencia alerta será capaz, sin dobleces, de distinguir lo bueno de lo malo. En cambio muchos otros abatidos en el terreno del descaro sólo proclamarán la venganza haciendo del resentimiento la sustancia predilecta de sus vidas. El caos junto a la sinrazón bajo una estampida de emociones al límite.

En “Persona” está presente el encuentro/desencuentro vital y cómo lidiar con la miseria moral e intelectual de la condición humana. De la cortesía y confidencias de una confianza como revelación se hace la transición al desprecio y burlas: a la marcha triunfal de la decepción. Y en el epicentro de todo: el infinito egoísmo, la preponderancia del yo que trunca el encuentro amoroso.

La fotografía de la película resalta el minimalismo austero y la belleza de un escenario circundado por el Mar del Norte y sus gélidas ráfagas de viento. Esta atmósfera preciosa es la escenografía de este duelo actoral entre dos mujeres confundidas, dentro de sus respectivos roles, que pretenden ser amigas y terminan lastimándose. Algo así como la sal de la tierra.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

MARACAIBO: TRES FUNDACIONES

agosto 27, 2020

MARACAIBO: TRES FUNDACIONES
Lo primero es remarcar que el pasado sólo cobra sentido si lo analizamos desde una historia de «Larga Duración» concepto este braudeliano. El pasado es una atmósfera viva que se materializa en todos los presentes. La utilidad o inutilidad del pasado se enfrenta a un combate vivo de opiniones y debates teóricos respecto a su pertinencia como «Maestra de Vida» (Cicerón) o como mentira encuadernada. Lo cierto del caso es que la historia sólo tiene sentido si sirve a los hombres.

Los orígenes de Maracaibo, la ciudad más importante del occidente venezolano, son oscuros y controversiales. Más cercanos al mito que a los registros históricos. La palabra Maracaibo pudiera tener alguna reminiscencia indígena con relación a un jefe o cacique de la zona importante y señalada en las primeras crónicas de los europeos arribados a estos territorios a finales del siglo XV.

Maracaibo es hoy una ciudad solar identificada con su portentoso lago, su imponente puente, la maravilla natural que es el Relámpago del Catatumbo, un fenómeno meteorológico único en el mundo dónde se producen las mayores descargas de rayos del planeta. Nuestro himno estadal escrito por el poeta Udón Pérez lo remarca: «La luz con que el relámpago / tenaz del Catatumbo / del nauta fija el rumbo / cual límpido farol».

Maracaibo es también sus etnias autóctonas como sus muy conocidos Guajiros o Wayuus de la familia Arawaca y son el grupo étnico más numeroso de Venezuela. También tenemos a los Barí de origen Chibcha; los Motilones Bravos o Yukpas de la temida familia Caribe y los Añú (Arawacos) en sus palafitos, algo que impresionó en el año 1499 a los primeros exploradores y topógrafos que incursionaron por las riberas del Lago como Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio, éste último, de manera inesperada, tendrá el grandísimo honor de que su nombre identifique a todo un continente nuevo. En el Lago de Maracaibo se encuentra el origen del nombre de Venezuela por la asociación que hicieron estos primeros e incipientes Cronistas de Indias al comparar nuestros palafitos con las residencias en las aguas en la muy célebre ciudad comercial de Venecia en Italia: una “Pequeña Venecia” llegaron a decir.

Maracaibo fue también en el siglo XIX una Ciudad-Puerto, epicentro de una vasta red comercial de intercambios fluidos entre las producciones agrícolas y ganaderas del este colombiano, los estados andinos y llaneros, sobretodo, en la segunda mitad de esta centuria. Algunos historiadores que han estudiado esto lo han denominado como el Circuito Agro Exportador de Maracaibo que nos conectaba con el mundo a través de la venta del café andino como producto estelar en el contexto del Atlántico Norte. Maracaibo durante el siglo XIX y bajo los estímulos de la actividad comercial y la presencia de Casas Comerciales extranjeras de alemanes, ingleses y franceses fomenta el desarrollo moderno de la ciudad y sus habitantes. Maracaibo y su región histórica entran a la “vida histórica” (Hegel), se hacen visibles al mundo, a partir de este momento de la mano de la riqueza comercial, palanca del desarrollo y progreso. Algo que contrastaba con los siglos pre-europeos y los trescientos años del período colonial o hispánico caracterizado por el aislamiento, la pobreza y el atraso.

Hitos del impacto entre la alianza del sector empresarial en Maracaibo en concordancia con las acciones gubernamentales concertadas fueron la llegada del teléfono (1883), el acueducto (1883), el tranvía (1884), el ferrocarril (1886), el alumbrado eléctrico (1888) y hasta el cine (1897). Y sobre todo la fundación de la Universidad del Zulia en el año 1891.

Ya entrado el siglo XX, Maracaibo y la región zuliana se hacen el músculo económico de Venezuela de la mano de la explotación petrolera a partir del Zumaque 1 en 1914 que llegó a representar el primer pozo productor del oro negro. En 1962 en el gobierno del Presidente Rómulo Betancourt se inauguró el Puente sobre el Lago acabando con el aislamiento de Maracaibo respecto al resto del país. Otro icono de Maracaibo y la zulianidad es la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, una virgen de procedencia colombiana, que la hemos asumido como nuestra patrona dentro del fervor del culto católico. Así mismo nos identifican nuestra rica gastronomía de pastelitos, tumba ranchos, bollitos pelones de cochino, patacones, comidas en coco, pescados y demás. Y la gaita, nuestra gaita decembrina, para alegrar las navidades de todos los venezolanos. Y hasta un pelotero de las Grandes Ligas como Luis Aparicio que alcanzó el Salón de la Fama en 1984 y un caballo campeón como lo fue el gran High Security (Big Bass-Queen Avalon) de la familia Ayubi.

Abordar el tema de las tres fundaciones de la ciudad de Maracaibo más allá de la controversia sobre quién fue el verdadero padre es algo un tanto estéril. Tiene más sentido presentar los hechos y protagonistas y explicarles dentro de un marco cronológico sencillo. A Maracaibo la fundaron los alemanes a través del primer Gobernador que tuvo Venezuela: Ambrosio Alfinger en 1529. Luego los españoles dos veces: Alonso Pacheco (1569) y Pedro Maldonado (1574). ¿Alemanes? ¿Cómo es eso? Si dentro de nuestro horizonte histórico a partir del año 1492 Cristóbal Colón «descubrió» América para España.

De las tres fundaciones de Maracaibo la que tiene más valor fue la primera por ser la primera. También se puede alegar que la última por ser la última es la que tiene validez. En esto de las conclusiones históricas lo definitivo no existe. Vamos a lo más relevante. ¿Por qué un alemán? ¿Y de dónde provino? Antes de 1492 el mundo aún no se había globalizado. Y este gran acontecimiento es el más relevante luego de la misma creación, algo que hoy sabemos y la mayoría ignora. Europa asume América y América asume Europa. “El descubrimiento de América y el del paso hacia las Indias Orientales a través del Cabo de Buena Esperanza son los dos acontecimientos más grandes y más importantes registrados en la historia del género humano”. Adam Smith (1723-1790)

Luego de la caída del Imperio Romano en el siglo V d.c los territorios europeos se sumergieron en una Edad Media que según muchos fue oscurantista y regresiva. Carlomagno en el siglo VIII restableció parte de la unidad de Roma asumiendo al cristianismo como bandera. Habrá que esperar hasta la coronación de Carlos V de Alemania y de España como rey del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 1519 para que España asumiera el liderazgo de Europa y de buena parte del mundo. Previo a esto hay tres acontecimientos capitales: 1. Colón en 1492 llegó a América y se inició la conquista de esos nuevos territorios. 2. La Reconquista de España culminó en Granada en ese mismo año 1492 y se expulsó a los musulmanes y judíos. Y 3. Constantinopla cae en 1453 en manos de los turcos otomanos poniendo fin al Imperio Romano de Oriente y recrudeciendo en una nueva fase el milenario conflicto entre Occidente y Oriente.

El imperio hispánico por ciento cincuenta años de la mano de dos reyes: Carlos V y Felipe II van a dominar el mundo. Sólo le hacen sombra una Francia acorralada y la presión de los turcos otomanos en el sur. El músculo económico serán los metales preciosos encontrados en América. No obstante antes de «hacer la América» Carlos V, acosado por las deudas, tuvo que recurrir a unos banqueros alemanes muy poderosos en el mundo de las finanzas: los Welser y como contraprestación le cedió los territorios de la hoy Venezuela. Estos banqueros enviaron aventureros a reconocer el territorio y básicamente a buscar El Dorado. Más que civilizadores fueron saqueadores. El móvil principal fue el lucro atizado por una codicia insaciable. Algo común a las motivaciones de una época que se iniciaba con el capitalismo. Para Andrés Bello, uno de los primeros intelectuales en escribir una “Historia de Venezuela” en el año 1810, los siglos coloniales se definen por esta obcecada búsqueda de El Dorado, de un espejismo.

Ambrosio Alfinger desde Alemania se trasladó hasta Santo Domingo y desde ahí hasta Coro para luego internarse a un territorio desconocido y agreste. El Lago de Maracaibo, uno de los reservorios de agua dulce más grandes del mundo, le tentó para la primera fundación. Esto ocurrió en 1529 cuya “ranchería” fue bautizada como “Lago de Nuestra Señora” y que fue dotado de Ayuntamiento y Teniente de Gobernador. Esta villa de Maracaibo dentro de los linderos de la «Nueva Núremberg» fue un establecimiento frágil sin continuidad en el tiempo.

Es muy probable que este muy rudimentario poblado se haya superpuesto a otro de origen indígena. Porque la llegada de España y estos aventureros alemanes no se hizo en unos territorios deshabitados. Aquí estaban los «indios», es decir, los primeros habitantes provenientes de Asia y Oceanía, llamados así por el error de Colón de haber creído arribar a un antemuro de la exótica India, razón por la cual nuestro Mar Caribe se llamó las Antillas (antes de las Indias). Y esto es importante verlo también dentro de una sencilla cronología. Los restos humanos más antiguos datan del lejano año -35.000 a.c. y en el caso de Venezuela en el -10.000 a.c.

Pensar que antes de la llegada de los europeos no había en América guerra, propiedad privada, imperios, esclavitud y demás desmanes humanos es negar el pasado histórico. En el caso venezolano distintas oleadas de inmigrantes e invasores se instalan y desinstalan. Poco se ha documentado porque no tenemos los documentos. Sólo una historia oral y etnográfica ha permitido rastrear la que ha sido la primera gran conquista sobre el territorio venezolano y no fueron precisamente los europeos.

Nos estamos refiriendo a los temibles Caribes, un pueblo que provino del sur del continente y que llegó a las islas del Caribe arrasando con todo a su paso. Tenían un grito de guerra feroz: «Ana Karina Rote» (Sólo nosotros somos humanos). Las distintas tribus de la familia Arawaco tuvieron que padecer las razzias de estos primeros invasores extranjeros que terminaron estableciéndose en el territorio. De hecho, cuando llegaron los europeos se van a encontrar tanto a indios pacíficos como indios bravos.

La fundación de Maracaibo no prosperó con Alfinger. Y la concesión de los Welser que se inició en 1528 les fue revocada en el año 1546. Ya es a partir de esta fecha que España a través de los castellanos (aventureros y sacerdotes) reasume la empresa colonizadora. La segunda fundación de Maracaibo se la debemos, según las crónicas, a Alonso Pacheco en 1569 bajo una nueva toponimia: “Ciudad Rodrigo de Maracaibo”, dotándola de Cabildo. El Cabildo es muy importante porque es la unidad administrativa del gobierno local. El asentamiento de Pacheco tampoco pudo mantenerse en pie. Y la razón son varias, aunque la más relevante, fue la hostilidad de los indios de la zona. En el siglo XVI se empezó a construir España en América y para ello lo primero fue ganar la guerra. Una guerra con espada y cruz.

En 1574, Pedro Maldonado logró poner en cintura a los belicosos indios zaparas, onotos, cocinas, toas y aliles que hasta ese momento no habían tenido ningún reparo en hostilizar tan precario poblamiento europeo. Maldonado, le cambió el nombre al asentamiento y le puso: Nueva Zamora Laguna de Maracaibo.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

ESPAÑA IGNORADA

agosto 11, 2020

ESPAÑA IGNORADA

Los españoles, estoy generalizando, la inmensa mayoría, desconoce la Historia de América; y nosotros, desde América, ignoramos lo esencial de la Historia de España. Vivimos de estereotipos compartidos. De distorsiones librescas y mediáticas. Hace falta puntos de encuentro. La herencia hispánica es el centro de la nacionalidad venezolana. Resistirnos a lo evidente nos ha lanzado al territorio de la improvisación y al olvido sin olvido desde un rencor alimentado por una ideología capciosa y dañina de espinas nacionalistas.
Las murallas historiográficas son inmensas: Líneas Maginot que el inmenso y soberbio Océano Atlántico se encargan de resguardar materialmente aunque son en realidad las jaulas ideológicas y los campos de concentración mentales los que han impedido que hispanoamericanos y españoles procuren aceptar que comparten una misma historia. Para la España de Franco, atrapada en sueños imperiales trasnochados, América quedó reducida al “Descubrimiento” y Cristóbal Colón del año 1492. El Día de la Raza española estuvo asociado a la traída de una civilización que los pueblos indígenas, algunos tan civilizados como los ibéricos, digirieron desde la más grande derrota y humillación. La civilización Inca quedó hecha trizas; y la Azteca, también. Cosmovisiones guerreras enfrentadas: una vencedora, la otra mutilada. Haciendo del proceso de una España en América un nacimiento traumático desde el cuchillo y violencia. Esto no es ninguna novedad porque la historia de todas las civilizaciones va en esta misma dirección.
Trescientos años estuvo España en América y se instaló en ella por las malas y por las buenas. Los territorios americanos fueron colonias de extracción de metales preciosos y recursos naturales aunque también nos asumieron como reinos asociados a la Monarquía. Ya hay una crisis dinástica en el año 1700, cuando los Austrias ceden a los Borbones y hacen de Francia, en primer lugar, un intruso bienvenido, en las realidades ibéricas. Todo esto repercutió en la manera de entender a la América, orgullo y sostén del poderío hispánico, el más grande del mundo por ciento cincuenta años entre los siglos XVI y XVII. No es lo mismo la filosofía de gestión de los Austrias con Carlos V y Felipe II a la cabeza que un Carlos III o Fernando VII de la dinastía de los borbones. Todas estas cosas las ignoramos los venezolanos. Porque asumimos la historia como un velo negro en realidad.
Para el venezolano, que habla, escribe y se entiende en español y profesa un culto mariano y católico y cuyas ciudades principales nacieron de la cuadrícula hispánica y cuyas instituciones son básicamente de origen ibérico estas verdades hoy le sorprenden. El lavado cerebral en torno a una España maldita y cuya leyenda negra nos hemos encargado de repetir un millón de veces impiden aceptar y reconocer esto. Y no podemos dejar de lado el aporte canario. Sólo en el año 1810 había 200.000 canarios de una población de 800.000 habitantes. Y el 90% de los mismos ya eran criollos, es decir, habían nacido en el país que les dio acogida. Un triángulo perfecto y fecundo entre: América, Europa y África.
Pensar que Bolívar vino de la nada, y que toda su gesta fue para librarnos de la “mala España” fue un acto de desprendimiento justiciero en favor de la libertad, es algo hoy un tanto idiota. Bolívar proviene de la aristocracia criolla más rancia: los llamados primeros conquistadores quienes asumieron el control del suelo y esclavos. Directos aliados del aparato imperial de la monarquía nunca repudiaron sus orígenes y prosapia, por el contrario, eran ellos quienes mandan en los tres siglos llamados coloniales. Bolívar se educó en Madrid de la mano de un tutor de apellido Uztáris que ostentó el título de marqués y que le permitió entrar en tratos con quien fuera su futura esposa: María Teresa del Toro. Se casó en Madrid en una iglesia de la Gran Vía y sus planes no eran otros que regresar hasta Caracas y administrar sus fincas. El odio español de Bolívar, puesto de manifiesto particularmente en el año 1813 con su Decreto de Guerra a Muerte, es toda una hipótesis de trabajo para los nuevos historiadores y sobretodo psiquiatras.
Bolívar se hace enemigo de España por un asunto de búsqueda de gloria histórica. Las circunstancias le marcaron su destino como se lo marcan a todo hombre, y tomó partido por la causa revolucionaria asumiéndose en el principal líder de la misma dentro de un movimiento continental atizado por las transformaciones en la cuenca atlántica: Revolución Industrial (1750); Revolución Inglesa (1688); Independencia de los Estados Unidos (1776) y Revolución Francesa (1789). Los españoles, en su mayoría, ignoran todo esto. Bolívar en todo caso es un traidor o un adalid de la libertad liberal. Recordemos que en España los liberales y monárquicos no se han dejado de matar por un solo minuto salvo algunos episódicos intervalos de paz.
Y a la visión internacional y geopolítica de la transición de colonia a república (1750-1830) hay que agregar la más importante de todas: la guerra civil dentro de un escenario endógeno y endogámico sembrado por semillas de odios entre los distintos sectores sociales separados verticalmente y heridos de vergüenza la gran mayoría.
Para entender a cabalidad el ser nacional venezolano tenemos que comprender la Historia de España. Y no hay una sola materia en la escolaridad venezolana que haga esto. Y en las universidades nuestras, cuando existían, España es reducida a una invisibilidad o en todo caso a señalar sus errores y pecados como la causante de la maldad en una Historia de Venezuela hecha República. España desde entonces la hemos asumido como el comodín perfecto para excusar todos nuestros tropiezos hasta el día de hoy.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

 

BOLIVAR DE CARNE Y HUESO

agosto 5, 2020

BOLIVAR DE CARNE Y HUESO
¿Que pienso yo del Bolívar de carne y hueso? Fue un guerrillero exitoso. La velocidad que imprimió en sus campañas militares nadie se le podía equiparar. Además, fue audaz y voluntarioso en su propósito de ganarles a sus enemigos realistas desde una constancia sin igual. ¿Guerrillero? Las evocaciones de la palabra nos remiten a los barbudos de la Sierra Maestra en Cuba pero no es así. La palabra “guerrilla” se utilizó por primera vez en España al momento de la invasión de Napoleón Bonaparte entre los años 1808 y 1814 e implicó la insurgencia del pueblo español que le resistió adoptando las escaramuzas rápidas y sorpresivas para sorprender a un enemigo superior pero desconocedor del terreno. En el caso venezolano el denominador común en el período de la Independencia (1810-1823) fue la ausencia de ejércitos regulares y si el tipo de una guerra irregular, incluso, hasta los años finales del conflicto. España estuvo ausente prácticamente de nuestra guerra lo cual corrobora lo que se ha dicho sobre la naturaleza de éste conflicto como una guerra civil.

Siendo un citadino y proveniente de la clase aristocrática mantuana tuvo que «conciliar» con los jefes y caudillos rurales de la Venezuela profunda e imponerse sobre ellos y su innata tendencia a la insubordinación. Logró alianzas con los jefes orientales y llaneros para ganar. Bolívar hasta el año 1819 es un “jefe más” y cuestionado por su tendencia a la derrota. Morillo, le temió más a Páez que al propio Bolívar en un principio.

Temió a lo que él denominó la pardocracia. Es decir, la mayor cantidad de la población de ese entonces: los mestizos, gente de color morena con derechos disminuidos. No es casual que haya mandado a fusilar a Piar (1817) y Padilla (1828) por considerarles pardos y rivales. Esto echa por tierra el imaginario de un Bolívar popular. Bolívar fue aristócrata y murió aristócrata. La causa de la libertad fue en el mejor de los casos una victoria política contra el partido realista y esa oligarquía mantuana prácticamente pereció en el torbellino de la guerra. Los pardos ni se enteraron de que hubo una Independencia.

Tampoco es infundada su propuesta de otorgar estos territorios liberados de la Monarquía española a los británicos como protectorado. Bolívar al final de sus días fue derrotado por la anarquía y la lucha entre partidos. Su «arar en el mar» fue su verdadero testamento. Inglaterra, sin tener una posición explicita en esto de apoyar a los rebeldes alzados en armas en contra de la Monarquía porque fueron aliados de España en su lucha contra el tirano Bonaparte, si apoyaron, y sin disimulos la insurgencia americana en contra de España porque tenían el interés de relevar a España y quedarse ellos como la potencia colonial hegemónica en América. Y Bolívar se alió con ellos para ganar de la misma forma que se alió Miranda en 1806 cuando intentó invadir por Coro.

Las dotes políticas de Bolívar como pensador están muy por debajo de sus prestaciones como genio militar o rayo de la guerra. Fue en realidad un secreto admirador de Napoleón Bonaparte, y a larga, si bien no se coronó como Rey o Emperador, igual asumió la Dictadura. Dictadura que le llevaría al rechazo de sus principales aliados, entre ellos el de su propio Vicepresidente, Santander, que organizó un complot en Bogotá en septiembre de 1828 para matarle. El Bolívar pensador es más el producto derivado de un mito que de unas facultades intelectuales superiores.

El genio militar de Bolívar se nos revela en dos años: 1817 y 1819. En 1817, de la mano de Piar que liberó la Guayana, sabe que desde ahí se puede ganar la guerra contra Morillo y los realistas. Por eso fusila a Piar no puede permitir a un rival de altos quilates como el curazoleño que le hiciera sombra y procura asumir la unidad en la jefatura de un ejército sin apenas forma y con más jefes que soldados..

En 1819, cuando ya había fracasado en 1818 en la batalla de Semen para caer sobre Caracas, hace algo inesperado y riesgoso: atacar la Nueva Granada tramontando la Cordillera de los Andes y ganándole a Barreiro en Boyacá en agosto de ese decisivo año 1819. 1819 es el año de la inflexión en la carrera político/militar de Simón Bolívar. Ya en ese entonces, de jefe cuestionado por los suyos y los mismos realistas, es asumido por unanimidad. Y es que la victoria es popular mientras que la derrota espanta a los partidarios.

Luego vendrían Carabobo en 1821 y las campañas del Sur que culminarían con Ayacucho en 1824. Para algunos estas campañas fueron por la libertad mientas que para otros como los habitantes de Lima, Pasto o Piura fue una invasión. Bolívar está en el cenit de su gloria en vida. Esto lo sabe y lo cultiva. Es un espíritu vanidoso en exceso y no sabe que era el momento de la retirada como si lo supo hacer San Martín, otro libertador, que terminó radicándose en Europa, lejos de los chismes y complots.

Bolívar pretendió ser estadista, político, gobernante y legislador en unos territorios indómitos. Y no fue un hombre con facultades para instalar la paz. Su elemento fue la guerra y por ello fracasó su proyecto de la Gran Colombia (1819-1830). Como guerrero fue exitoso porque derrotó a España y contribuyó a la nueva nacionalidad colombiana, nombre original, de esos territorios «liberados». Presenció con dolor la balcanización de su obra y no pudo con la anarquía desatada.

La oligarquía sobreviviente junto a los militares que ganaron con él la guerra tuvieron los pies en la tierra a diferencia del propio Bolívar. Esos «libertadores» no hicieron la Independencia para repartir derechos a los sectores socialmente inferiores que siguieron postergados. Una Independencia muy costosa que cambió la condición jurídica de estos territorios de colonia/reino a república aunque sin ciudadanos y sin apenas modificar la estructura socio-económica. Sólo éste dato es concluyente: la abolición de la esclavitud se produce en el año 1854.

En conclusión el Bolívar histórico fue un militar que ganó «su guerra» porque la mayoría de la población en ese entonces fue indiferente a una contienda de exterminio de la cual fueron víctimas y que nadie pidió invitarles previamente. Una Independencia capitalizada por los caudillos y militares de ese entonces que pensaron que había que repartir el botín obtenido por la victoria contra España encumbrándose en el poder sin asumir la promoción de la población sobre los derroteros de la propuesta liberal, capitalista industrial y moderna. El país devino en un archipiélago desolado con repiques continuos de una violencia no aplacada porque la guerra no resolvió la cuestión social.

Bolívar fue traicionado por Páez en Venezuela y Santander en la Nueva Granada. Esto también puede verse al revés. Sus últimos años fueron los de un alma en pena. Y muere en Santa Marta en 1830 por depresión y mascullando la decepción y derrota del solitario abandonado por todos. Ese es el Bolívar real en una muy apretada síntesis. Ya luego, en 1842, ante la ausencia de una identidad nacional sostenida en algo propio porque lo indígena y lo negro poco contaban, y lo hispánico era contra quién se había hecho la guerra, se recupera a Bolívar como mito.

Desde entonces el Estado, es decir, el poder, se ha abrazado al mito Bolívar sobredimensionando todos sus actos y hechos y convirtiendo la historia en una auténtica religión con sus rituales, pompa y demás. El venezolano promedio es un creyente de ésta religión patriótica. Aprender a distinguir el mito de la historia es hoy una tarea ineludible para asumir los retos del presente desde una posición mucho más sincera y realista. Y reconocer en Bolívar el artífice de una nacionalidad amplia y positiva alejada de los clichés al uso. Y sobre todo, hay que reivindicar el proyecto civil por encima del proyecto militar que secuestró para sí mismo al mito Bolívar y lo impone a su medida sobre los venezolanos contraviniendo la Democracia y vida moderna la cual aspiramos la mayoría de los venezolanos.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

EL BUEN PROFESOR Y OTROS TEMAS BLASFEMOS DE LA EDUCACION EN VENEZUELA (II)

agosto 5, 2020

EL BUEN PROFESOR Y OTROS TEMAS BLASFEMOS DE LA EDUCACION EN VENEZUELA (II)
Un estudiante no vale una nota. La nota misma es un fetiche. La nota como tal debería abolirse. Hay otras maneras para determinar la «calidad» de un estudiante pero nos vamos por lo más fácil y convencional. Las metas cumplidas son una búsqueda personal. No somos rebaño.

En realidad los docentes maltratadores son gente muy miedosa y llena de frustraciones y traumas inconfesables. Requieren esparcir sus propias miserias anulando a la mayoría de los estudiantes que puedan. Y los estudiantes, en su mayoría, son presas fáciles y vulnerables también.

¿Quién hace las tareas de verdad cuando tenemos a nuestros niños y jóvenes en la escuela? La mamá en primer lugar y a veces el padre, cuando lo hay. Sin éste apoyo el niño nunca haría las tareas y sería otro fracasado más, y lo que es peor, desde una edad muy temprana.

Para que un sistema escolar funcione bien tiene que haber el vínculo entre los padres del estudiante, la propia escuela y el ámbito vecinal y comunitario en que se ubican e interactúan. Y el pacto no es otro que el bienestar social y formar a ciudadanos útiles y de provecho.

La educación escolar debería hacer énfasis en los deberes y las responsabilidades más que en otra cosa. Y el trato respetuoso y bueno entre los que participan en el proceso formativo. Luego está la fraternidad no en un sentido platónico sino en el de la solidaridad real.

La verdadera escuela no es la escuela. La verdadera escuela es el hogar y la familia. El éxito educativo pasa porque el estudiante tenga un hogar libre de carencias materiales y mucho bienestar espiritual. Sólo así podrá aspirar al éxito escolar.

Tengo un refranero del Libertador y en uno de ellos dice que: «Uno de los mayores males del hombre es no tener carácter». Y nuestra educación debería además de la «moral y luces» hacer énfasis en esto. Y el carácter sólo se educa desde la voluntad y libertad a través del respeto.

Alcanzar el auto conocimiento es la auténtica libertad, libre de apegos y los condicionamientos sociales que las escuelas y maestros con sus programaciones a cuestas terminan de imponer sobre los estudiantes como un lavado cerebral. Por eso nuestra educación es para ciegos.

El objetivo de la educación para un joven no es el conocimiento de materias y áreas, ni siquiera la doctrina religiosa y mucho menos la verdad. El verdadero objetivo es la búsqueda del auto conocimiento, el conócete a ti mismo socrático para decidir lo que más nos conviene.

Las escuelas terminan siendo, muchas de ellas, pequeñas cárceles que entorpecen los más altos fines educativos que se persiguen. Ni hablar de lo que aquí se conoce como la escuela pública venezolana. Llena de mitos y maldades que nadie se detiene a detener.

Cuando yo era estudiante a mí nunca me preguntaron si me gustaban las matemáticas: simplemente me las impusieron a lo bravo. Y así con el resto de las materias. Había que proponer y no imponer. Y así con todo el hecho educativo. Algo consensuado entre los docentes y estudiantes.

El protagonista absoluto de un proceso formativo es el propio estudiante: no el docente. El docente es sencillamente un factor de estímulo que va orientando y acompañando las opciones que en absoluta libertad el estudiante va escogiendo de acuerdo a su idiosincrasia e intereses.

Uno de los más grandes males de la escuela venezolana es que despersonaliza al estudiante, lo hace cosa, un ser anónimo. Y convierte al docente en un apego castrador. Basta colocar a un tonto con el título de docente y ya creemos que ese tonto es Dios y nos merece solemnidad.

El mayor mal que se le puede hacer a una persona es avergonzarla. Y esto es una práctica común de algunos docentes a quienes les gusta ridiculizar y marcar a algunos estudiantes que le caen mal o lo que sea. Y lo hacen de mala fe y ante todo el mundo. Son unos maltratadores.

¿Cómo es posible que nuestros estudiantes sean recibidos en la universidad como si se tratara de ir a la guerra? Una universidad es para disfrutar el mejor momento de la vida porque se es joven y lleno de ideales y sueños. Porque uno se enamora por primera vez y quiere creer.

¿Que busca el adulto en la universidad? Hacerse un hombre o mujer de bien. Y en los espacios universitarios tiene que haber la más grande libertad para cumplir con las metas académicas en un ambiente estimulante y con opciones culturales múltiples para todos los gustos.

¿Que busca el joven en el bachillerato? Buen trato y perfeccionar sus tareas en el dominio de la escritura, las matemáticas y hacer mucho deporte y muchas actividades extra escolares. Y que le ayuden en el tema vocacional para la universidad, esto es clave y se descuida.

¿Que busca el joven de los cursos de primaria? Buen trato y que les muestren sus profesores los ejemplos a seguir e imitar. Leer, escribir y hacer deportes es lo esencial.

El estudiante del preescolar: niños y niñas, ¿que buscan de sus maestras?: cariño y afecto. Más nada. Una compañía que a veces, y esto es muy frecuente, no lo tienen en sus hogares. Las maestras del preescolar en Venezuela terminan siendo madres y padres sustitutos.

Tenemos que acabar con la práctica de la guerra educativa. Un salón de clases es un espacio para el crecimiento espiritual desde la más grande fraternidad. Invertir esto y hacer que el estudiante sea reducido a una cosa y al que no se le trata bien es la causa de todos los males.

Un examen es algo serio. Y si el estudiante se ha matado por aprobarlo quiere que le den su nota lo más pronto posible. Si aprobó es una victoria que les llena de orgullo y satisfacción. Y si no lo hizo el profesor está obligado a explicarle dónde se equivocó para enmendar.

¿Saben ustedes como se acaba la piratería y terrorismo profesoral? Que los estudiantes no se parezcan a ellos. Destacar desde la excelencia como rutina y agruparse para protegerse. Ningún profesor pirata puede contra esto. Se vuelven unos guiñapos y les ponen 20 a todos.

Una vez entramos a un cubículo de profesores y abrimos una gaveta: salieron más de mil exámenes no corregidos. No solo algunos profesores hacen los exámenes para aterrorizar sino que ni siquiera se dignan a corregirlos y entregarlos oportunamente a sus estudiantes.

Una de las faltas y delitos más comunes de la práctica docente radica en los exámenes. El profesor sabe que esa es su «arma mortal». Que es ahí en la nota dónde puede controlar al estudiante y tenerlo a su merced. Y el estudiante acepta sumisamente el chantaje con tal de aprobar.

Pues ya es hora de empezar a calificar y evaluar los desempeños de los docentes abusadores (y los que hacen bien su trabajo) y que se valen de la impunidad para maltratar a los estudiantes. Y si se demuestra el dolo y la falta: removerlos ipso facto.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

EL BUEN PROFESOR Y OTROS TEMAS BLASFEMOS DE LA EDUCACION EN VENEZUELA (I)

agosto 5, 2020

EL BUEN PROFESOR Y OTROS TEMAS BLASFEMOS DE LA EDUCACION EN VENEZUELA (I)

 

 

                Estos aforismos o sentencias sobre el tema educativo, básicamente la labor del docente en la escuela y universidad venezolana, produjeron en su momento en el twitter un acalorado debate. Aquí los comparto tratando de darle un orden lógico a los mismos.

 

Yo me formé como educador. Y los maestros que tuve, algunos eran buenos, la mayoría no tan buenos, y unos otros fueron terroristas. Estos últimos vivían avergonzando a los estudiantes. Gente así merece estar en la cárcel.

 

Cuando escucho decir a un profesor: «yo no pongo 20 porque el 20 es mío», sólo pienso en mis adentros: éste es un pobre diablo maltratado por la vida y que se equivocó de profesión.

 

El profesor cuando quiere martirizar a sus estudiantes le basta nombrar dos palabras: exposición o examen. Yo por eso los eliminé de mis clases.

 

Un profesor «bueno» supuestamente es aquel que raspa a todo el mundo y que nadie le aprueba, y si unos pocos le aprueban, es con 10 como máxima nota. Esos profesores, y hay que decirlo por la calle del medio, no sirven para nada. Y se les debería apartar del trabajo de inmediato.

 

Ante la creencia de que un profesor raspa mucho y es muy bueno les debo decir que es todo lo contrario: eso significa que es tan pirata en su ejercicio profesional como el que más. Un buen profesor enseña y si esto es así la mayoría aprueba y lo hace cumpliendo las metas.

 

Los profesores fallan no porque sean malos, ni siquiera porque les pagan mal lo cual es una realidad que menoscaba la importancia de la profesión docente, la mayoría falla porque no les gusta lo que hacen: son docentes postizos que no llevan en el alma la vocación para serlo.

 

Yo una vez en el bachillerato cuando daba clases ahí invertí el orden de los puestos. A los cerebritos los puse en el fondo y a los malos en las primeras filas. Todos quedaron locos. Luego a los malos les empecé a dar responsabilidades: cuidar la clase, delegados y demás. La división entre los «buenos» y «malos» empezó a cambiar. Los buenos siguieron siendo buenos y empezaron a ver con otros ojos a los malos y los malos empezaron a destacar. Sólo bastó elevarles la auto confianza y tratarles con respeto y consideración.

 

Y les voy a decir algo producto de mi experiencia docente por más de 30 años: no hay estudiantes malos. El estudiante malo es un estudiante roto y sin los estímulos adecuados que viene arrastrando maltrato: ya sea en el hogar o en el mismo colegio o universidad.

 

A los malos estudiantes se les puede convertir en muy buenos estudiantes sólo con tomarlos en cuenta y darles protagonismo desde el más grande respeto y consideración. Y los resultados son sorprendentes. La mayoría de los malos estudiantes son recuperables y quieren aprender.

 

Cuando los estudiantes de verdad tengan un mecanismo para evaluar a sus profesores de manera permanente y se pongan cámaras en los salones les aseguro que los abusos de autoridad de muchos docentes acabarían de inmediato. Y esto urge hacerlo por salud pública y social.

 

Creemos que el bullying sólo lo hacen los estudiantes entre sí y el principal bullying sobre los estudiantes proviene de los profesores. En Venezuela abunda esto y es muy dañino para nuestra juventud y es en todos los niveles escolares.

 

Mis mejores profesores los tuve en el Colegio Gonzaga de Maracaibo. Y la mayoría fueron las hermanas y los padres jesuitas. Nunca olvidaré a Padre Pájarito: el maestro más humano y bueno que tuve en mi vida. Y lo mejor de todo: nos trataba como amigos y nos quería y respetaba a todos.

 

El buen profesor no es el que sabe más. El buen profesor es aquel que da el buen ejemplo y trata con cortesía a sus estudiantes. Luego está su destreza en el área que le tocará impartir sus conocimientos y para ello debe esmerarse en dar la talla todo el tiempo.

 

Así como los docentes evaluamos a los estudiantes con exámenes y demás instrumentos los estudiantes también deberían evaluar el desempeño de los docentes.

 

No hay que confundir respeto a los estudiantes con camaradería: yo nunca he sido pana de mis estudiantes, de hecho, me perciben distante y hasta adusto en esto. Yo nunca he intimado con ningún estudiante porque no es correcto hacerlo y se pierde la esencia del trabajo docente.

 

Hay que borrar del rostro de nuestros estudiantes el miedo y sustituirlo por la alegría y la confianza. Estudiantes claros en sus deberes y disciplinados en la conquista de pequeños logros. Le meta no es aprobar ni una calificación: la meta es pasarlo bien y ser mejor persona.

 

Cuando empecemos a entender que un salón de clases es una nueva iglesia que nos merece el más grande respeto y que en su recinto podemos ser felices aprendiendo y compartiendo saberes la educación en Venezuela será otra cosa muy diferente a lo que hoy es.

 

A los estudiantes adultos hay que dejarlos solos y que ellos mismos sean los protagonistas de su propia formación. Nuestra interferencia debe ser mínima y sólo acompañarles en aquello en que les podamos ser útiles. No hay que imponer nada.

 

Yo a todos mis estudiantes les doy el beneficio de la duda. La mayoría no fallan por ser buenos o malos o que arrastran carencias de todo tipo. La principal falla que tenemos tiene que ver con la vocación. La mayoría han escogido una carrera que nos les gusta y pagan por ello.

 

¿Cómo recibe un profesor en LUZ promedio a sus estudiantes el primer día de clase? «Buenos días bachilleres». Ya con esto los mató. El estudiante/bachiller es un ser anónimo, una cosa, una masa amorfa y sin identidad. La gente quiere ser personalizada en su individualidad.

 

¿Por qué los estudiantes en una clase por lo general viven atemorizados? Por años de castigo inclemente. La casta profesoral bruta les ha molido a palos. Empezando de que nunca les ha respetado y si maltratado todo el tiempo. El profesor arriba y los estudiantes abajo.

 

 

  1. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia