SOBRE ESTE BLOG

febrero 17, 2010

angel rafael lombardi boscan foto

Más de diez años de militancia escrita. Entendiendo que la labor como Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de la Universidad del Zulia sólo es posible desde una opinión como académico e intelectual. Somos humanistas y en consecuencia procuramos comprender los misterios que subyacen en el hombre, aunque sabemos que esto en el fondo es algo vano. No hay en nuestros escritos ninguna predestinación: sólo el afán de escribir bien y con sentido crítico sobre tantos temas que nos apasionan como lo son la historia, el cine, la universidad, la política, el ajedrez, la antropología, la educación y sobre todo nuestra angustia por una Venezuela libre, democrática y moderna.

Dr. Angel Rafael Lombardi Boscán

Representante Profesoral Principal ante el CU de LUZ

Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

angelrafaellombardiboscan@gmail.com

bucefalo3123@yahoo.es

@LOMBARDIBOSCAN

 

MENSAJE SIN DESTINO

abril 16, 2024

MENSAJE SIN DESTINO

El presente está solo. La memoria erige el tiempo.

Sucesión y engaño es la rutina del reloj.

Jorge Luis Borges

La Historia es siempre una promesa incumplida. El enjambre de paraísos perdidos ejerce un atractivo sobre colectividades enteras. Desde el “pueblo elegido” hasta “la patria de Bolívar” o la “riqueza petrolera”. Espejismos mágicos, que los bribones en el presente, desde los cimientos del poder, socavan en beneficio propio.   

La deformación del pasado es una ley histórica. Bajo el cumplimiento de la profecía mítica se auto cumplen unas aspiraciones colectivas alrededor de consignas en torno a la “igualdad ante la ley” o la “libertad democrática”. En la práctica, el raquitismo o la robustez del edificio institucional, determinará la validez de esos preceptos.  

Lo usual es la deformación emocional del pasado. Los hechos son secundarios. Las impresiones importan mucho más. Nuestra Independencia (1810-1830) es un monumento mítico reducido a una lucha entre el bien contra el mal. Con una paz abrazando rencores y un devenir de guerras civiles con un republicanismo de formas y sin convencimiento real.

Las ideas ceden a los intereses de clase y grupos. Básicamente de tipo económico. El Estado no es la representación del poder establecido sino una instancia de gobierno para el privilegio indebido y el saqueo feroz. Los límites al poder; sus contrapesos; la alternabilidad; el respeto a las leyes y el fomento de la civilidad como proyecto modernizador son rehuidos.

La persistencia de José Tomás Boves sobre Andrés Bello o de José Antonio Páez sobre José María Vargas o del militarismo por encima de las rutinas civilistas llevó a Mario Briceño Iragorry a su “Mensaje sin Destino” (1952). El déficit educativo y cultural muestra la peor cara de la venezolanidad.

“En los distintos ordenes del progreso no hemos hecho sino sustituir un fracaso por otro fracaso, para lograr, como balance, la certidumbre dolorosa de que nuestra educación, nuestra agricultura, nuestra vitalidad, nuestra riqueza misma, viven una permanente crisis de inseguridad y de desorientación”.

Mario Briceño Iragorry se condolía de que la crisis fuese la marca señera de nuestro devenir histórico, aunque sin la resolución de sus principales nudos.

Hoy, setenta y un años después de su “Mensaje sin Destino”, Venezuela sigue sin escuchar al sabio escritor.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

Maracaibo, abril 2024

LA VISION DE LOS VENCIDOS

abril 9, 2024

LA VISION DE LOS VENCIDOS

Todo hombre muere desconocido.

Albert Camus (1913-1960)

La Conquista de América tiene tres caras. La leyenda dorada que exalta a la hispanidad como logró supremo civilizatorio. La leyenda negra que establece la criminalidad de los conquistadores. Y la versión ignorada que desatiende el relato equilibrado de los hechos.

La Conquista de América fue una empresa militar llevada a cabo por particulares. La Corona apenas se involucró al principio. El efecto sorpresa y un «quiebre psicológico» llevó a la derrota de los más poderosos imperios: el Azteca y el Inca.

Cortés tomó prisionero a Montezuma. Y Pizarro tomó prisionero a Atahualpa. Estos dos hechos audaces terminaron por desconcertar el orden de batalla de Aztecas e Incas. Los presagios se auto cumplían y la derrota sembró el miedo, la resignación y la desesperanza.

Los aliados de Cortés y Pizarro fueron los enemigos de Aztecas e Incas. Hasta las mismas esposas abandonaron a los indígenas para colaborar con el extranjero invasor: el malinchismo algunos lo llaman en Méjico. La casta guerrera y sacerdotal fue herida de muerte. Los vencidos apenas fueron capaces de resistir con tesón.

Al elemento sorpresa y psicológico hay que agregar el caballo, el arcabuz, el cañón, las armaduras y las muy filosas espadas de hierro. Superioridad tecnológica evidente que no pudo ser contrarrestada con éxito de parte de las civilizaciones indígenas.

Méjico fue tomado por mil doscientos españoles y treinta y cinco mil auxiliares indígenas. La proeza militar fue indudable, aunque el quiebre espiritual de los indígenas fue un cataclismo solo comparable a una catástrofe natural. El exilio espiritual indio se tornó en una tristeza resignada: sangrando yacen en el polvo, heridas con heridas.

La poesía náhuatl, de 1523, es reveladora del apocalipsis indígena en América:

“El llano se extiende, las lagrimas gotean allí en Tlatilolco. Por agua se fueron ya los mexicanos; semejan mujeres; la huida es general. ¿Adonde vamos?, ¡oh, amigos! Luego, ¿fue verdad? Ya abandonan la ciudad de México: el humo se está levantando; la niebla se está extendiendo …”.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

Maracaibo, abril 2024

CUANDO EL PASADO SIEMPRE NOS ALCANZA

marzo 27, 2024

CUANDO EL PASADO SIEMPRE NOS ALCANZA

“Nadie ejercitó jamás bien un poder conquistado maliciosamente”.

Tácito

        Mario Briceño Iragorry nació en Trujillo en 1897 y falleció en 1958. Es considerado uno de nuestros intelectuales y pensadores esenciales. Un venezolano que le apostó a la cultura como la principal herramienta del cambio social e histórico.

        Se dedicó a estudiar nuestro pasado para encontrar lecciones del mismo. Planteó en muchos de sus escritos, la imperiosa necesidad de descubrir y asimilar una especie de sabiduría histórica, para ser aplicada en el presente y no seguir cometiendo los mismos errores que nos han condenado a una especie de historia circular de la fatalidad. Cuya principal evidencia es la persistencia del fenómeno autoritario.

        Fue uno de los primeros en revalorizar el pasado hispánico y en comprender una Historia de Venezuela amplia, totalizadora e integral. Y básicamente, con criterio de continuidad. Habló de una “crisis de Pueblo” que tenía su epicentro en un déficit de educación y en la errática conducción de la sociedad venezolana de los hombres que asaltaban el poder.

        Mario Briceño Iragorry fue un constructor de civismo público. Y fue uno de nuestros principales modernistas en un tiempo en que el caudillismo, el militarismo, la dictadura y la guerra civil permanente delineaban el acontecer nacional.

Fue uno de los primeros venezolanos con voz alta en la opinión pública de ese entonces en romper lanzas a favor de los procesos electorales. Entendiendo las elecciones como el depositario de la soberanía popular. El poder arbitrario tenía que ceder al poder consensuado e institucional fundado en el reconocimiento de todos los actores políticos y sus representados.

Refiriéndose a la transición de la dictadura a la democracia y a los partidos políticos nuevos, que capitaneó contra todo pronóstico Eleazar López Contreras luego del fallecimiento del dictador Juan Vicente Gómez a partir de 1936; apunta esto: “Todos ellos han correspondido a un propósito de dar a la lucha política marco distinto al de los viejos métodos de mero personalismo, y al propósito de hacer racional el proceso electoral para conquistar el poder. El pueblo llegó a creer en ellos y se agrupó en sus filas”.

Su fe en la Democracia popular a través de las elecciones justas, libres y transparentes hoy nos retumba en el presente. “El jesuita Laínez, en el Concilio de Trento, sostuvo que: “la fuente de todo poder reside en la comunidad, quien lo comunica a las autoridades”. ¿Y cómo se comunica racionalmente este poder sin la consulta popular? Por ello yo creo en la procedencia del sistema electoral, a pesar de sus imperfecciones. Y aún en algo más: creo en el pueblo de Venezuela, de quien sus dirigentes han aprovechado, a todo lo largo de nuestra historia, la ignorancia y los demás defectos que sobre el pesan, sin que se hayan tomado en cuenta, para beneficiarlo, su natural inteligencia y buenos instintos. Tampoco he creído en las razones pesimistas que muchos invocan para justificar nuestra indisciplina social. Nos han faltado hombres honestos que aprovechen el poder para contribuir al mejoramiento de las masas”.

Las próximas elecciones presidenciales pautadas para el 28 de julio de este año 2024 no deben convertirse en fraudulentas ni negar a la misma voluntad popular. De lo contrario, la legitimidad política de quién ostente la majestad del cargo presidencial se verá resentida y sus actos de gobierno serán todos cuestionados por la opinión pública nacional e internacional. Venezuela no merece regresar al siglo XIX.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

Maracaibo, marzo 2024

SIMON BOLIVAR Y EL SUEÑO DE UNA AMERICA UNIDA

marzo 19, 2024

SIMON BOLIVAR Y EL SUEÑO DE UNA AMERICA UNIDA

“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo”.

Simón Bolívar, Carta de Jamaica, 6 de septiembre de 1815

Existe el Simón Bolívar mitológico, el de la invención engolada al servicio del Poder. El mito es más poderoso que la Historia. Ya que un mito es: “el conjunto de creencias de los pueblos primitivos, concernientes a sus orígenes, historia antigua, héroes, divinidades, etc., y que difiere de las descripciones verdaderas, inventadas con posteridad”. (Ambrose Bierce)

Son creencias y no hechos demostrables a través de una documentación veraz. Se les atribuye a los pueblos primitivos contrarios a los principios de la razón que representa el epicentro de la modernidad cartesiana. La modernidad sigue siendo todo un programa pendiente para la mayor parte de la humanidad aún en este siglo XXI.

Existe también el Simón Bolívar psiquiátrico. Quizás el más interesante de todos pero que apenas hay estudios acerca de ello. “El Padre de la Patria había exacerbado, en los últimos años, su genio intemperante, violento y desaforado. El éxito fue inflando su yo hasta hacerlo perder la visión de la realidad, y la flexibilidad necesaria para imponer o negociar su criterio”. Esto es del psiquiatra y profesor universitario Francisco Herrera Luque.

Hay también, el Simón Bolívar histórico/historiográfico. Aunque cuidado, tampoco es el más certero. Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre Simón Bolívar. Carlos Marx lo difamó y su impacto ha sido bestial a lo largo del tiempo. Luego están los que le profesan una sincera admiración y sus textos son apologéticos como el de otro alemán Gerhard Masur. “El destino de Bolívar puede parangonarse con el de todos los grandes hombres de la historia que ayudaron a progresar a la humanidad: hombres que tuvieron un profundo e inmanente conocimiento de las ansiedades de sus prójimos y supieron expresar en palabras las necesidades silenciosas de las masas”.

El que no sepa del dictamen final de la guerra de exterminio que se practicó en la Capitanía General de Venezuela entre los años 1813 hasta 1820, con sus 200.000 fallecidos de una población de apenas 800.000 habitantes y el consiguiente desbarajuste sociológico que esto produjo por más de cien años, le costará mucho refrendar las palabras optimistas y rendidas al héroe que realizó Masur.

 Ya sabemos que hay autores que admiran al caraqueño y otros que lo adversan. Entre los respetuosos y críticos que le admiran se encuentra Jhon V. Lombardi. Este historiador estadounidense nos dice: “Bolívar captó la esencia de una Hispanoamérica unida, libre de España, partícipe del creciente comercio mundial de los imperios atlánticos y asociada igualitaria de Gran Bretaña y los Estados Unidos en la administración de los asuntos del hemisferio”.

Lamentablemente el imperio de la Gran Colombia fue solo una ilusión. El poderío de Bolívar tuvo una base frágil. La unidad de mando siempre fue precaria y con disidencias constantes entre los propios aliados de la “causa por la libertad”. La Ley era un saludo a la bandera. Y la balcanización territorial se impuso por encima de la Unidad. Aunque en realidad el principal obstáculo fue la extrema indigencia presupuestaria del nuevo Estado colombiano.

Bolívar por ello, siendo el principal campeón del antimperialismo hispánico, se entregó al más nuevo y pujante a nivel mundial para que le ofreciera protección. “Aunque él esperaba que Gran Bretaña fuera la principal colaboradora a la seguridad y prosperidad hispanoamericana, el futuro ha visto a los Estados Unidos desempeñar esta función bolivariana”.

John V. Lombardi, estadounidense, al fin y al cabo, justifica el panamericanismo bolivariano, eso sí, concretado por los Estados Unidos. El éxito de las naciones está directamente relacionado a su capacidad comercial para producir riqueza haciéndose acompañar de los cañones para abrir los nuevos “mercados”. El expansionismo territorial de los Estados Unidos a diferencia de la Gran Colombia si tuvo un plan y fue respetado y asumido en el tiempo por sus principales líderes.

Así tenemos que el Congreso de Panamá del año 1826 fue otra quimera más de un Bolívar napoleónico, aunque sin musculo para ello, a pesar de las deslumbrantes conquistas militares que terminaron en Ayacucho en el año 1824.

La América Unida en todo caso fue una empresa militar continental de liberación manifestada como un destello. Y también esto hay que ponerlo en perspectiva ya que hubo importantes ciudades y regiones geográficas que resistieron a la Independencia y prefirieron a la sociedad del Antiguo Régimen. Tales fueron los casos de Maracaibo, Guayana, Coro, Lima, Piura, Pasto, Santa Marta entre otras muchas más.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

Maracaibo, marzo 2024

CENIZAS EN LA HISTORIA

marzo 5, 2024

CENIZAS EN LA HISTORIA

«La verdad siempre es plural.

Lo singular es la mentira».

Gesualdo Bufalino (1920-1996)

Vivir en sistemas cerrados es algo opresivo. La cotidianidad misma se convierte en un tránsito por el infierno y sus nueve círculos si hemos de creer al Dante. La normalidad es puesta de cabeza y el epicentro de todo es la irracionalidad con sus absurdos que niegan a la misma realidad. Los desesperados devotos de los Salmos cristianos renacen en estos firmamentos en que las plegarias son ecos sin retorno.

Son sistemas sociales que imitan a un gran campo de concentración sustentado en la demencia progresiva que va asaltando a los ciudadanos devenidos en prisioneros. El manicomio es su símil más perfecto. Y no todos pueden escapar.

La persona sufre un proceso de deshumanización persistente y que se mantiene a lo largo del tiempo. La legalidad es coaptada y puesta al servicio de la opresión misma. El Estado de Derecho es colonizado y desmantelado haciendo de los esbirros del Régimen sus principales sostenedores. Los Derechos Humanos de la población son despojados son miramientos.

En el caso cubano, se adaptó el gélido estalinismo al ardiente trópico. Aunque los mecanismos de vigilancia y control social son los mismos. Todo pasa por despojar de coordenadas morales el sentido de la existencia. Un robo a la dignidad de las personas. A su autoestima y el propio autocontrol de las emociones. Las heridas que se infligen a la población son brutales y los daños irreversibles. El sistema está orientado a producir zombis y almas muertas. Una servidumbre perfecta que apuntale el predominio de la Nueva Clase en el poder sin contrapesos ni alternabilidad.

El principal mecanismo de control social es volver miserable y pobre a la mayor parte de la población. Desde las hambrunas a la supresión del salario y del trabajo productivo. El Estado se asume en señorial y mantiene a la población en un sufrimiento justificado por los enemigos internos y externos como agentes de la contrarrevolución. La oligarquía socialista en el poder desestimula toda protesta cívica o la disensión. Por ello las escuelas y universidades tienen dos destinos: como centros de adoctrinamiento y propaganda o sencillamente se les destruye y clausura.

El mundo se conduele de estas tragedias monumentales, aunque en la práctica la indiferencia es lo que termina de prevalecer. Ni la ONU, ni la CPI ni las llamadas democracias libres y progresistas del mundo van a mover un dedo para liberar del dolor a estos países que como el cubano llevan sesenta y cinco años padeciendo una cárcel a cielo abierto.

Los testimonios de la gente en Cuba son desoladores. Viven sin comida suficiente; sin medicamentos adecuados y oportunos; sin los esenciales servicios de agua y electricidad. Y el que ose protestar o rebelarse le espera el sometimiento y la cárcel con mínimas garantías en el resguardo de sus derechos humanos y legales. Según organizaciones no gubernamentales, en Cuba hay hoy más de 1.000 presos políticos, 700 de los cuales participaron en las protestas del 11 de julio de 2021.

Aunque lo más patético de estos sistemas carcelarios e inhumanos es el aniquilamiento de la esperanza como forma positiva de vivir con optimismo y confianza la existencia privada y social.

“Tengo una amiga que dice todo el tiempo que los cubanos estamos rotos. Y algo de razón tiene, porque no es fácil ser una especie de ratón de laboratorio sometido por 65 años a sacrificios y expectativas entremezcladas con represión, vigilancia y falta de alimentos. Entonces terminamos creando una realidad paralela al mundo real. A veces uno se pone a pensar en las cosas que pasan en Cuba y se pregunta cómo aquello se le pudo ocurrir a alguien. Ni al demiurgo más aventajado se le hubiera ocurrido crear semejante orden de cosas que provoca comportamientos tan raros, tan tropicales, selváticos y erráticos”. Carlos D. Lechuga en: “Esta es tu casa, Fidel. La historia de un nieto de la Revolución”, (2024).

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

Maracaibo, marzo 2024

EICHMANN EN JERUSALEN, UN ESTUDIO SOBRE LA BANALIDAD DEL MAL

febrero 27, 2024

EICHMANN EN JERUSALEN, UN ESTUDIO SOBRE LA BANALIDAD DEL MAL

“Caín habló con su hermano Abel. Y sucedió que, estando juntos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Entonces el SEÑOR preguntó a Caín:

—¿Dónde está tu hermano Abel?

Y respondió:

—No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?

Génesis, 4

“Eichman en Jerusalen. Un estudio sobre la banalidad del mal” (1963) de Hannah Arendt (1906-1975) es un auténtico ladrillo. Su lectura no es grata ni ágil y todo se hace más sombrío por los temas del horror en que transita.

Aún así es un libro con un título afortunado y una tesis también afortunada, además, de valiente. La banalidad del mal como asunto de una normalidad limítrofe con la estupidez. O con la inteligencia como instigadora de la crueldad contra el prójimo. Bernhard Schlink: «Algunos altos mandos de las SS eran muy cultos y refinados y fueron capaces de cometer las atrocidades más crueles de la historia de la Humanidad». En conclusión, tanto el menso como el agraciado por un intelecto ágil son capaces de urdir maldades y espantos inenarrables contra la propia humanidad.

Además, Arendt demostró ser una persona con integridad de hierro al señalar sin disimulos que la complicidad de los jefes judíos de la época junto a las cuadrillas de los propios judíos en los Campos de Concentración colaboró con la Solución Final. Ante esta revelación fue crucificada por sus propios compatriotas. Eso de que la “Verdad nos hará libres” es un tanto comprometedor. Al padre de la frase, el Cristo, lo abatieron cruelmente por decir verdades.

Hay un documental francés contra Stalin que se llama: “Stalin, el tirano rojo” del año 2007 atribuido a estos tres nombres: Serge de Sampigny, Mathieu Schwartz, Yvan Demeulandre. Y su conclusión lapidaria es ésta: Stalin asesinó a 20 millones de seres humanos en su propio país como dictador. Y que la invasión Nazi del año 1941 tuvo como consecuencias trágicas el exterminio de 26 millones de soviéticos. En la Solución Final Nazi las cifras más redondas afirman una mortandad de seis millones de judíos. El Horror.

Stalin, hoy sabemos que fue un monstruo. Aunque luego de derrotar a Hitler fue un héroe de la Historia Universal en el año 1945. Sólo su muerte y la muy posterior desintegración de las URSS en el año 1991 hicieron posible conocer mejor los hechos. Y aún así, sobrando las evidencias de la crueldad, para muchos sigue siendo un héroe. Héroe vengador de los Nazis y para ello levantaron una Cortina de Hierro sobre todos los países de la Europa del Este que ocuparon como botín. La connotación entre libertador o invasor siempre es voluble dependiendo de la movilidad aciaga de las circunstancias.

Decimos todo esto porque a Stalin no le hicieron nunca ningún juicio sobre sus crímenes. A Fidel Castro tampoco. Y a Hitler mucho menos porqué al suicidarse no le iba a dar el gusto a nadie. A Truman, otro criminal de guerra, al dar la orden de lanzar las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, lo protege la supremacía del águila imperial en los territorios de la memoria impuesta.

Las víctimas de la Historia apenas son reconocidas y sobre ellos recae el oprobio, la humillación, la vergüenza y una condena milenaria de sufrimientos oceánicos, aunque invisibles. Y las secuelas, alrededor del rencor de los sobrevivientes, es el perfecto caldo de cultivo de nuevas violencias y venganzas.

El Derecho Internacional en torno a la defensa y resguardo de los Derechos Humanos Universales del Hombre y del Ciudadano sigue siendo una declarativa bien intencionada que las leyes de los Estados son muy recurrentes en violar y más si se trata de extranjeros. Además, los Derechos Humanos es un bastión de una modernidad casi exclusiva de los países ricos. En los pobres, que son la mayoría, se les ignora o desprecia.

Adolf Eichmann (1906-1962), fue un oscuro funcionario de las SS experto en deportar judíos a los campos de concentración para su exterminio. Fue uno más que dijo en su momento que sólo obedecía ordenes y que: “sólo era culpable de “ayudar y tolerar” la comisión de los delitos de los que se le acusaba, y que nunca cometió un acto directamente encaminado a su consumación”. No habrá matado con sus manos, aunque ayudó a matar y punto. Y a millones. Estos tecnicismos leguleyos son los propicios para encabronar las ansias de Justicia que la mayoría de los ricos y poderosos usualmente evaden.  

Israel cuando no existía fue el manso cordero eternamente sacrificado. Más cuando existió y se hizo Estado y con ello asumió la violencia como auto resguardo se propuso de una u otra forma lavar la afrenta. El primer ministro de Israel David Ben-Gurión (1955-1963) hizo secuestrar a Eichmann desde su escondite en Argentina en el año 1960 y montarle un juicio que sólo tenía una única sentencia: la muerte del acusado por cometer crímenes contra el Pueblo Judío.

Hannah Arendt en su libro, copioso en investigaciones de archivo alrededor del juicio y en citas de fuentes autorizadas sobre el tema del Holocausto, se dedicó a diseccionar los vericuetos de una Justicia no siempre convincente, aunque siempre necesaria. Según ella Eichmann fue utilizado como un chivo expiatorio para vengar el baño de sangre como resultado de una maldad aséptica. Lo cierto del caso, es que la banalidad del mal, sigue tan presente en el mundo de hoy.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

Maracaibo, Febrero 2024

ALBERT SPEER, MEMORIAS IV

febrero 14, 2024

ALBERT SPEER, MEMORIAS IV

“- Estoy incondicionalmente con usted, mi Führer”.

         Es agotador historiar a bellacos. Mucha gente cree que la sustancia de la Historia son gente noble y buena como los héroes. La realidad es que la mayoría de los seres humanos fueron y son víctimas de unos pocos malvados. Para los historiadores sensibles es imposible la neutralidad. Y mucho menos callar ante la tragedia.

         Para los historiadores del presente, bajo el cobijo de la prosperidad y la vida tranquila en sociedades ordenadas, el Nazismo fue un horror al que se le trata con indiferencia. En cambio, si vives en países y sociedades como la venezolana, cuya irracionalidad coincide con la demencia germánica que condujo a la inmolación de 60 millones de personas, te toca la fibra de una forma torturante.  

¡Ya pude terminar las 1000 páginas de las Memorias de Albert Speer! Albert Speer (1905-1981), arquitecto y ministro mimado de Hitler, me terminó produciendo una gran repugnancia. Fue otro Adolf Eichmann, aunque según su propia y ladina confesión: con las manos limpias. Se excusa que sirvió a Alemania y no a Hitler. Lo cierto del caso es que fue cómplice muy activo del horror del Nazismo ya que formó parte de la alta jerarquía del alto mando alrededor de Hitler. Y nunca protestó o se rebeló contra ello. Y si lo hizo su sinceridad es sospechosa.

Albert Speer ni se enteró de Auschwitz. Y si se enteró miro a un lado. Lo suyo según él era atender la parte «técnica» de la maquinaria de guerra Nazi. Hitler lo convirtió en su protegido. Y eso explica su disimulo y complicidad ante el horror que él mismo ayudó a crear.

Lo atractivo de la parte final de las Memorias de Speer es el cuento que nos propone sobre la caída del villano mayor. Un Hitler derrotado es una forma de descubrir la venganza. Hitler ante la adversidad suprema nunca se rindió. Atribuyó su derrota a los mismos alemanes incapaces de estar a la altura de su misión personal en la construcción del Tercer Reich. La insania de Hitler contaminó a toda la sociedad alemana. De haber ganado su traición no existiría y sus crímenes serían blanqueados.

Ante lo inevitable los jerarcas nazis se refugiaron en la fantasía. Las armas milagrosas iban a torcer una derrota cantada. Que si el gas; que si el “rayo de la muerte”, un arma electromagnética; o las bombas volantes; o los cazas a reacción; y finalmente algunos escarceos nada promisorios para producir la bomba atómica. Lo que les pasó de verdad es que se quedaron sin gasolina; sin armamentos; sin soldados y sin espíritu de lucha para confiar en la victoria sobre un enemigo superior que le atenazó tanto por el frente Occidental como por el Oriental desde el año 1942. La bravuconada de Hitler se deshizo como un castillo de naipes.

         La “Operación Walkyria” salvó ante la Historia al ejército alemán y a unos civiles que no estuvieron dispuestos a convalidar la ruina de Alemania sin intentar detener al Cabo devenido en Führer. El 20 de julio de 1944 la bomba que falló pudo haber detenido la guerra y reivindicado una justicia histórica que en la práctica no existe, aunque alimente las ensoñaciones de un bien restablecido.

         Ya Speer aquí en su relato es un testigo explícitamente cínico y contrafactual que dice toma partido al lado de los conjurados sin ser conjurado. Ya aquí sabe que el fin es inevitable y que la ira de Hitler es mayor contra los propios alemanes que contra los invasores. “Si el pueblo alemán sucumbe ahora en esta lucha es que ha sido demasiado débil. Si es así, no habrá resistido su prueba ante la Historia, por lo que en tal caso su destino no podría ser otro que el hundimiento”. Esto es de Hitler.

         Los que hicieron la muy buena película alemana: Der Untergang (El Hundimiento) del director Oliver Hirschbiegel del año 2004 tuvieron que utilizar estas Memorias de Speer que comentamos. Ya que el retrato de Hitler que se nos presenta a través de la magistral actuación de Bruno Ganz coinciden con lo que ahí se señala

         La política de tierra arrasada quiso ser resistida por Speer con escaso éxito. Este será su principal argumento de su propia defensa en el Juicio de Nuremberg cuando fue acusado como criminal de guerra. Y que “sólo cumplía órdenes”.  En realidad, su “éxito” como ministro de Armamento se sostuvo por la mano de obra esclava de los millones prisioneros de guerra de los países invadidos.

         La Batalla de las Ardenas (16 de diciembre de 1944-25 de enero de 1945) fue la última gran ofensiva de Hitler que menospreció la capacidad combativa de los estadounidenses y se llevó el último gran varapalo de su decepcionante carrera como conquistador militar. Sin aviones, procuró bajo el efecto sorpresa, partir en dos mitades a las fuerzas inglesas y estadounidenses acantonadas en Bélgica. Luego de este fracaso se impuso la inercia de una fatalidad bajo los dictados de un Hitler obstinado en acordar la rendición recluido en su bunker y dando ordenes a divisiones imaginarias.

         “El 12 de enero de 1945 se inició en el frente del Este la gran ofensiva soviética anunciada por Guderian. Nuestras líneas defensivas se hundieron en un ancho frente. Ni siquiera los dos mil modernos tanques alemanes que se hallaban en el Oeste habrían podido neutralizar entonces la superioridad de las tropas soviéticas”.

         Las Memorias finalizan con Speer aceptando su responsabilidad como principal colaborador del Nazismo y omitiendo sus crímenes como si se tratara de una analfabeta emocional. Speer, fue un técnico sin humanidad. Y también un gran traidor para la humanidad. El Fiscal Soviético en Nuremberg solicitó la horca para Speer. Quizás lo mereció.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

ALBERT SPEER, MEMORIAS III

enero 31, 2024

ALBERT SPEER, MEMORIAS III

         Toda guerra discurre como días de infamia. “Tocó el primer ángel: fuego y granizo mezclados con sangre fueron arrojados sobre la tierra. Y la tercera parte de la tierra fue incinerada, la tercera parte de los árboles quedó en cenizas y toda hierba verde quedó abrasada”. San Juan, Apocalipsis.

         Alemania en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue barrida desde el aire. Los aviones anglo/estadounidenses destruyeron la capacidad operativa de la industria de armamentos del Tercer Reich. Además, de castigar a la población civil y procurar su desmoralización como anuncio inevitable de la derrota final.

         1944 es el año en que ocurrió la invasión en Normandía el 6 de junio, el famoso Día D, y cuando se abrió el frente occidental. A su vez la contraofensiva soviética en el frente oriental se intensificó. Los aliados ya prefiguraban la futura rivalidad sin ni siquiera haber llegado aún a la paz.

         Ya se bailaba sobre el cadáver del Führer. Y la carrera por llegar primero a Berlín fue la máxima prioridad. Ostentar el trofeo mayor implicaría fortalecer los argumentos de fuerza en el reparto del muy apreciado botín de guerra y el mayor control territorial posible y sus áreas de influencia. El diseño de la Guerra Fría (1945-1991) se gestó a partir de ese decisivo año 1944.

         “El 8 de mayo de 1944 regresé a Berlín con objeto de reanudar mi trabajo. Siempre tendré presente la fecha correspondiente a cuatro días después, el 12 de mayo, pues fue en éste día cuando se decidió el destino de la guerra técnica. Se había logrado hasta entonces producir aproximadamente el número de armas que necesitaba la Wehrmacht, a pesar de las tremendas pérdidas sufridas por los ejércitos alemanes. Con el ataque lanzado por 935 bombarderos diurnos de la VIII Flota Aérea americana contra varias fábricas de carburantes en el centro y este de Alemania, comenzó una nueva época de la guerra en el aire, una época que significó el final de la producción alemana de armamentos”.

         Esta declaración de Albert Speer, el súper ministro de armamentos de la Alemania Nazi, pone en evidencia el descalabro alemán. Y como Hitler y su fanatismo a cuestas prefirió la inmolación a una rendición pactada que le hubiese ahorrado sufrimiento y horrores a su propio Pueblo.

         Además, nos demuestra que las guerras se ganan no por la valentía de los soldados o la propaganda febril a favor de una causa nacionalista sino básicamente por dinero y potencial industrial. Y de todos los contendientes de la Segunda Guerra Mundial fueron los Estados Unidos el país más rico y mejor preparado para afrontar los retos de una producción de armamentos y pertrechos en abundancia y calidad. Las guerras se ganan en la retaguardia primero, y luego, en los frentes de batalla.

         Albert Speer ya estaba consciente en ese año clave que fue 1944 que la derrota de Alemania era imposible de evitar. No obstante el entorno más íntimo de Hitler negaba la realidad y se aferraba a un voluntarismo en que el propio Hitler cavó sus trincheras. “-Rommel ha perdido los nervios y se ha convertido en un pesimista; hoy, sólo se puede conseguir algo siendo optimista”. Palabras de Hitler luego de la invasión aliada en Normandía.

         El optimismo de Hitler, en todo caso infundado, ante la evidencia de la realidad, era del todo sospechoso y diríamos que hasta histriónico. Speer explicó el liderazgo de Hitler en éste momento del declive final asociándolo al de un jefe de sectas atrapado en la demencia.

         “Su religión era el “gran azar” que tendría que beneficiarle; su método, su auto fortalecimiento por sugestión. Cuanto mayor era la fuerza con que lo arrinconaban los acontecimientos, tanto mayor era la confianza en su destino con que se enfrentaba a ellos. Naturalmente, juzgaba con realismo las circunstancias militares dadas, pero las transfería al campo de su fe, y veía, incluso en las derrotas, una oculta constelación creada por la Providencia para procurarle el éxito en el futuro. La obsesión de Hitler en cuanto a creer en su destino no dejó de surtir efecto en quienes le rodeaban”.

         El 20 de julio de 1944 un complot interno de civiles y militares intentó asesinar a Hitler y derrocar el gobierno Nazi. Indudablemente no compartían el suicidio social a que les sometía un Führer fuera de sus cabales y que hizo llorar a la Historia.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

ALBERT SPEER, MEMORIAS II

enero 24, 2024

ALBERT SPEER, MEMORIAS II

“La historia considerará como criminales a los jefes militares que no actúen según sus conocimientos técnicos y políticos y según su conciencia”.

Ludwig Beck (1880-1944)

         “Hitler no poseía sentido alguno del humor”. Rasgo patético de un hombre desolado por sus inseguridades y cuya radiografía emocional, espiritual y psicológica apenas se conoce. Speer arroja información muy valiosa para elaborar el retrato clínico y psiquiátrico del Führer.

         Formar parte del “anillo de confianza” del hombre que lo “sabía todo” y cuya obsesión por la grandeza histórica fue su perdición le permitió a Speer sentirse invadido por ese halo de superioridad al que conduce el éxito. Haber sido el primer arquitecto del Reich y el súper ministro de armamentos en el momento crítico y decisivo de la guerra le llevó a generar unas Memorias en dónde no sólo se justifica sino que apenas ofrece algún tipo de empatía respecto a las víctimas del holocausto nazi. El muy manido recurso de que sólo “cumplía órdenes” como subalterno ya fue refutado brillantemente por Hannah Arendt a través de la tesis de la “banalidad del mal”.

         Hitler fue a la guerra por dos motivos. Uno, saldar una venganza ante la humillación impuesta por los vencedores de la Primera Guerra Mundial (1939-1945): Francia e Inglaterra. Y dos, emular a Carlomagno. “El, Hitler, era el primero, desde Carlomagno, en haber vuelto a concentrar en una sola mano un poder ilimitado. No haría uso de ese poder en vano, sino que lo sabría utilizar en una lucha por Alemania. Si la guerra no se ganaba, Alemania no había sabido salir airosa de la prueba de fuerza, en cuyo caso debería y tendría que desaparecer”.

         Y desapareció. Los éxitos iniciales en Checoslovaquia, Austria, Polonia y Francia en 1939 y 1940 le hicieron creer a Hitler que el triunfo era inevitable y que su razón era una razón superior correspondida en los hechos. Stalingrado en el verano de 1942 lo paró en seco. Subestimar a los soviéticos y sobreestimar sus propias capacidades le hicieron perder la Segunda Guerra Mundial a la Alemania hitleriana. La tumba del III Reich fue Stalingrado y Speer así lo confirmó.

         Hitler, como generalísimo supremo fue un fiasco. Cuando le tocó mirar cara a cara la adversidad no permitió dejarse asesorar por los más competentes. Su diletantismo y condición de aficionado en los ámbitos militares quedaron en evidencia. Además, nos apunta Speer, que Hitler quedó anclado a una imagen del mundo algo estática cuyo referente principal fue la Primera Guerra Mundial (1914-1918). El cabo Hitler ahora era el Führer Hitler y éste desdoblamiento fue tan desmesurado que le hizo perder el sentido de la realidad convirtiéndolo en una de la más grandes figuras tóxicas de toda la Historia.

         “Los que rodeaban a Hitler tenían también su parte de culpa en el hecho de que éste se sintiera más convencido cada vez de poseer facultades sobrehumanas. Con arreglo a su manera de ser, a Hitler le agradaba tomar consejo de personas que vieran la situación todavía con mayor optimismo e ilusión que él mismo”. Ya sabemos que el Poder requiere de sirvientes y que esos sirvientes se mantienen bajo las consignas de la adulación sobre el que manda de manera absoluta y otorga favores. La famosa meritocracia alemana; esa disciplina virtuosa y hasta fanática, aquí adquiere otra mirada muy distinta sobre los territorios de la desolación y el oportunismo vaciado de integridad.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ

ALBERT SPEER, MEMORIAS I

enero 10, 2024

ALBERT SPEER, MEMORIAS I

“-No soy un impostor. No estoy loco. Le ruego que suspenda su juicio hasta haberme oído.” La memoria de Shakespeare (1983), Jorge Luis Borges

         Para escribir sobre grandes figuras históricas del pasado uno debe de librarse de los prejuicios que se tienen sobre los mismos en el presente. Y aun sabiendo esto la tarea es abnegada. Y más si se trata del nazismo y de su principal artífice: Adolf Hitler (1889-1945).

         Para ello nos hemos valido de un testimonio muy valioso como ambiguo y hasta encubridor: el de su arquitecto predilecto y ministro de Armamento. Albert Speer (1905-1981) escribió sus Memorias (1969) luego de pasar 20 años en la cárcel en Spandau. Tuvo el dudoso honor de formar parte de los veinticuatro «principales criminales de guerra» arrestados y acusados de los crímenes del régimen nazi en los juicios de Núremberg.

         Su testimonio tiene el valor de la sobriedad y el aporte de datos sobre la comitiva más cercana al dictador austriaco. No buscó ni disculparse y tampoco la justificación lastimera. Entendió que formó parte de una maquinaria política y bélica que asoló a más de media humanidad en los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). ¿Fue cómplice activo del horror? Sin la menor duda.

         Hitler no fue muy distinto a Calígula o Atila, el Huno. Tampoco a Pol Pot, el matón de Camboya o “El Carnicero de Uganda” Idi Amin. Alma gemela de Napoleón, Stalin, Mao, Fidel Castro y Pinochet. Y tantos otros monstruos que pueblan las páginas de los libros de Historia en calidad de héroes o anti-héroes que se intercambian de acuerdo al dominio de las opiniones impuestas.  

         Albert Speer nos muestra a un Hitler humano y hasta debilucho hasta el año 1939. Obsesionado por la arquitectura monumental como reflejo de una Alemania imperial y todopoderosa. Nos dice que apenas trabajaba y vivía del ocio viendo películas, folletines y de banquete en banquete con su comitiva de cortesanos. A Speer lo distinguió con su amistad y le encargó el inmenso proyecto de convertir a Berlín en la nueva Roma del mundo moderno.

         Hitler en 1939 fue a la guerra con muchos titubeos. Un hipocondríaco con delirios de grandeza que sabía que el tiempo personal se le acababa. Un megalómano mediocre que el poder absoluto le hizo creerse un predestinado como gran hombre de la Historia. “Existen para mí dos posibilidades: llevar adelante por completo mis planes, o fracasar. Si logro salir adelante, me convertiré en uno de los más grandes personajes de la Historia; pero si fracaso, me condenarán, despreciarán y maldecirán”.

         El Pacto de No agresión con Stalin le dejó manos libres para ir contra Polonia y Francia. 1940 fue el mejor año de la guerra para Alemania. Hitler perdió el sentido de la realidad y sobrestimó sus capacidades. El movimiento al este contra la URSS fue su más caro error. Hoy esto lo sabemos por qué fracasó pero en su momento fue una idea plausible y avalada por sus fulgurantes victorias y los informes de inteligencia que señalaban las debilidades crónicas del Ejército Rojo.

         A finales del año 1941 las tropas nazis son paradas en seco por los rusos y su inclemente invierno. 1942 y 1943 son años de estancamiento y retroceso en todos los frentes. 1944 es el año del colapso y 1945 el de la rendición. Con varios frentes abiertos a la vez y adversarios cada vez más numerosos y convencidos de la victoria el Tercer Reich milenario duró un suspiro.

         Speer como Ministro de Armamento puede que haya sido el principal responsable de que la debacle alemana se haya retrasado en el tiempo.

         Hitler fue un diletante con todo el Poder. Un aprendiz de brujo dañino y perverso. Un enajenado mental incapaz de tener empatía y compasión por el prójimo. Aniquilarle fue la única opción. No se negocia con el Diablo.

         Speer nos muestra que Goering fue temido y respetado por Hitler. De sus colaboradores puede que haya sido el más importante de todos. Borman, el más cercano. Eva Braun, sólo un florero. Goebbels, leal y arrodillado, una máquina de fabricar mentiras e intrigas. Himmler, el terror con autonomía.

         Hitler fue un desmesurado. Admiró y respetó a los ingleses. Y a Churchill lo consideró un adversario formidable. Siempre buscó encontrar la paz con los ingleses. A los eslavos del este los despreció: pueblo inferior.

         El aliado Mussolini resultó un fiasco como incompetente en el terreno militar. Si bien al inicio se tuvo en alta estima su flota Naval muy moderna y efectiva aviación. A los amarillos del Japón los asumió como aliados porque sus áreas de influencia respectivas no colisionaban y había que mantener a raya a rusos y estadounidenses en el otro lado del orbe.

         Hitler quería que Inglaterra no se inmiscuyera en Europa y a cambio le dejaba el terreno libre en todos los mares y su imperio mundial. Para Hitler el Tercer Reich era la Europa continental, la del oeste y la del este.

         Hitler y Alemania se perdieron en la URSS de la misma forma que se perdió Napoleón Bonaparte, el emperador de los franceses. El gran ganador de la Segunda Guerra Mundial fueron Stalin y la URSS. Por ello cobraron muy fuerte siendo los primeros en conquistar Berlín.

DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

@LOMBARDIBOSCAN

Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ